jueves, diciembre 16, 2010

La etapa de mi vida en la que soñaba con el unicornio



El otro día la señora que duerme en el portal profundo me contó el siguiente sueño, al que pondré nombres imaginarios para no hacer alusiones a la realidad y todo parezca mucho más mágico y esotérico: 
"Estábamos en la casa de Morón, y de repente venía Margot con su hijo P.V. Lo rarísimo en todo esto es que P.V. era enano. Yo no lo veía desde hace más de 20 años y creía que había crecido, así que miré a Margot sin poder disimular y ella, consciente de mi gesto, respondió sin que yo soltara palabra: “sí, se quedó así”."
Pensé, cuando me lo contó, que era un sueño extraordinario y una de las cosas más graciosas del mundo. También pensé en todas las maneras y posturas que lleva encima la gente de hoy en día y que les hace aburridos hasta en sus sueños. Ellos ya no sueñan ni con enanos, leones o unicornios corriendo por la calle. Ellos ni siquiera son capaces de recordar que han soñado. Y qué triste me parece. Me aburro de solo pensarlo.
Así que ahora os contaré otra parte de un sueño pero esta vez mío, pero no lo contaré del todo porque soy muy egoísta e inocente, así que quiero que imposiblemente se cumpla, aunque sea en sueños otra vez: 
"Me escondí en un garage que estaba en un sótano de un barrio tipicamente americano, y la puerta quedó abierta. Yo estaba detrás de un Mustang. Como era un sueño, también podía ver que pasaba en la perspectiva calle: un hermoso unicornio blanco venía corriendo, fue por eso que me escondí. Cuando llegó al garage, giró la esquina de la casa americana y a la vez, se iba convirtiendo en un toro. Todo ocurría a cámara lenta. Como yo no tenía escapatoria, cerré los ojos. Cuando los volví a abrir, estaba en la biblioteca más grande del mundo, más de siete pisos de libros antiguos y llenos de polvo... FIN." 


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