domingo, enero 16, 2011

La historia que me contó Cindirella Jane en aquel desierto

"Estaba sentada al pie de la carretera mientras esperábamos que el coche enfriara, cuando Cindirella Jane me narró:

“Hay veces que la presencia de ciertos personajes, que no personas, se nota y mucho en esta cabeza… Llegan, saludan a todos los fantasmas que andan por ahí pernoctando, son extremadamente amables, se ponen a charlar y poco a poco ejercen su fuerza, o lo que es lo mismo metafísicamente hablando: empieza la tertulia. En ciertas ocasiones son extremadamente persuasivos, otras utilizan unas técnicas tan buenas como las de mis profesores de publicidad. Qué fuerza… Pero suele pasar también que se ganan el pulso de los aberrantes y aburridos, se quedan varados en la conciencia más coherente que tengo, en el lugar menos oportuno para su supervivencia. Entro en acción y empiezo a divisarlos. Al mismo tiempo comienza la música de la película. Esto es lo mejor: se crea una especie de persecución cual policía y ladrón en el medio del desierto, y lo del desierto se parece mucho a este en el que estamos, a los del medio-oeste de América, con cañones, abismos y figuras de antiguos presidentes. Sigue el recorrido por los caminos y bagajes de eso que se llama “mi cabeza” y van cayendo uno a uno esos falsos parlantes de la verdad que entraron, perdón, usurparon mis rincones mentales.  Como aquel enano irlandés los únicos adjetivos que se desprenden de la batalla son “homérico” y “apoteósico”. Una maravilla. Yo supongo que la mayoría de la gente está día a día en el frente de sus conciencias y mentes, luchando y trabajando para combatir a todos esos falsos endulzadores de la verdad, todos esos aburridos de moral que sólo producen sueño. He conocido muchos así yo en mi vida.”


Un rato después el motor se arregló y seguimos nuestro camino, y la canción que sonaba de fondo era la apropiada para una película como la que Cindirella Jane me había contado.  

La existencia necesita música para cada instante, la vida debe ganar batallas a diario, incluso en los desiertos."





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