miércoles, abril 13, 2011

El primer hombre que no-fue al espacio

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No entiendo ciertamente donde esta el espacio. Una vez me contaron aquella historia del señor que fue a un lugar cercano a la Luna, y yo me pregunto muchas veces de qué tipo de trivialidades me están hablando.  “El primer hombre que fue al espacio fue un tal Teodoro Bolomeo, un campesino de la selvática frontera con la playa sureña con tres filas de pestañas azabaches. Su viaje fue bastante intrépido, sí, así lo fue, pues no poseía herramientas, frascos de cristal, polvos o fórmulas. No era dueño de nada. Tan sólo de unos diez o doce amuletos que colgaban de su cuello, entre ellos una dorada jirafita de un pulgar de alto y un caballito de mar que apenas dejaba ver su natural reflejo color oro. El día del viaje comenzó cuando se tumbó con toda su vida a cuestas en la maloliente cama de su roñosa choza, que alguna vez había sido blanca, redonda y con techos de paja. La cama colgaba del árbol que cimentaba el hogar, una gran ventaja científica a la hora del despegue cósmico. Quiso que todo aquel peso vital se evaporara como por arte de magia y llenase de aire las hojas de su árbol, y quedarse seco, inmóvil y en paz. Teodoro Bolomeo se fue buscando las estrellas y la luz, y fueron ellas mismas el motor del vehículo. Sus párpados funcionaron como protectores de su única y maravillosa virtud: la templanza. Su quebradiza alma fue la irrompible coraza contra el aire del planeta, contra las voces sin eco. Nadie supo bien cuanto tiempo duro su viaje. Para muchos de los vecinos, no fue más que una fiebre. Para otros, tan sólo unas siestas con embrujo. Para Teodoro Bolomeo, había significado su renacer, y el día que tocó las estrellas unas de ellas le susurró: “No eres el primer hombre que llega hasta aquí, pero mereces que te honre cada vez que descubras tu soledad”. Todo lo que pasó después quedó sellado en Teodoro Bolomeo y el espacio, el resto son meras trivialidades. Así es como sabrás lo que significan.
Es probable que el primer hombre que fue al espacio no se merezca una vida en solitario, ni mucho menos, una muerte en soledad. Nadie se preocupó jamás por sus reumáticos huesos, sus explosivos y ardientes pies, su llanto mordido y ahogado en la almohada, o sus sueños nocturnos con el amor. Pero el primer hombre que fue al espacio fue una vez digno de las estrellas, de la honradez y de al menos, su autocompasión.
A partir de ese momento, en las noches que Teodoro Bolomeo se sintió solo, las estrellas le honraron luz.”  


*** Elprimerhombrequenofuealespacio Art y algunos libros de mi biblioteca personal



domingo, abril 10, 2011

La historia de la escalera y el abstracto que me entendió

Era la mañana del 30 de Abril. Un pájaro azul entraba por mi ventana cuando en un instante el tiempo se detuvo y tuve un momento de mi vida para muchas cosas. Atravesé el pasillo que separa el lago de los derrotados y la montaña blanca, y tomé camino hacia aquella escalera que logré divisar desde la lejanía. Era una escalera enorme, con miles de escalones de una gruesa y agrietada madera llena de húmedos recuerdos. Del otro lado había una infinita y escuálida columna de liso roble sosteniendo cientos de pasos aplastados, que alguna vez fueron mágicos árboles llenos de vida; y parecía que todo se movía, que todo era tremendamente frágil, pero nada hacía caer aquella cosa. Yo sabía todo eso, pero no tengo ni idea de qué dejé atrás. Empecé a escalar con mis uñas, dedos y rodillas, pues como sabrás, soy tremendamente pequeña. Quise contar los saltos que tardaría pero mis ojos me lo impidieron, sólo podría mirar hacia arriba. Creo que nada pasó, pues no conocía el tiempo en aquel momento de mi vida para muchas cosas. Enseguida llegué. Mi corazón sintió que fue fugaz, y mi tiempo se midió en gotas. Llegué a la cima y me senté. Fue el único momento en el que pude mirar hacia abajo: una montaña de antiguos libros alineados y apilados a la perfección eran mi silla, mi enorme y alta silla. La escalera se había ido, todo era naranja, y supongo que todo esto es una especie de sueño, pero eso sucedió un 30 de Abril de mi existencia. Allí me quedé hasta que abrí los ojos al sol.

Creo que algo se detiene cada vez que recuerdo aquella fecha. El tiempo decidió por mi y yo me puse a contemplar mi vida. Lo vi todo desde allí: mis canciones, mis almohadas, mis aeropuertos y voces, mis almas… Fue uno de esos momentos en los que todo queda establecido,como ya me había pasado tantas veces, cuando no se puede decir qué ni cómo. Cuando el tiempo volvió a mi vida el pájaro azul entró finalmente en mi habitación, me invitó a tomar un té, y me dijo un secreto al oído: “El pájaro azul vuela alto sobre el negro mar”. 
Eso sucedió un 30 de Abril.

Los dibujos son de mi colega y artista Juan, quien increíblemente, ha entendido mi historia y la ha hecho suya en unos dibujos. 
A él, infinitas gracias.